Alrededores

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Trujillo, ciudad trimilenaria

 

Desde lejos se ve Trujillo, esplendoroso, coronando lo alto del cerro, dominando las llanuras Cacereñas con la silueta de su recinto amurallado medieval.

Si visitas Cáceres, no puedes dejar de acercarte a Trujillo, una pequeña y preciosa ciudad de tres mil años, que fascina pasearla, mirarla y admirarla, pensarla y perderse en ella. Su plaza desde lo alto de su Castillo, y su Castillo en lo alto, desde su plaza. Cada rincón palaciego, cada balconada, cada patio, cada calle te gustarán. Sus iglesias, sus museos, sus restaurantes.

En Trujillo notamos las huellas de las tres grandes culturas que han pasado por él: la musulmana, y como muestra de esta el Castillo que se erige en lo alto y el Aljibe, ambos del siglo X; la judía, con su judería situada al sur de la Plaza Mayor; y la cristiana, con todas sus mansiones nobiliarias y sus templos.

Trujillo es conocida también por sus eventos famosos, como son la Fiesta del Chíviri, que se celebra el domingo de resurrección, declarada de Interés Turístico, por significar una gran muestra del folklore y la gastronomía extremeña o la Feria del Queso, considerada como la más completa del país y que se celebra en el mes de Mayo.

Trujillo. Plaza Mayor.

Todos los caminos trujillanos confluyen en su Plaza Mayor, centro neurálgico de la ciudad, rodeada de edificios de interés de enorme belleza.

 

En el centro de la Plaza destaca la estatua ecuestre de bronce de Francisco Pizarro, conquistador del Perú, obra del norteamericano Charles Rumsey.

Trujillo fue  poblada tras su reconquista por ilustres linajes, en su mayoría procedentes del norte de la península:

Los Chaves; Los Bejarano, originarios de Beja (Portugal); Los Vargas; Los Orellana; Los Altamirano, procedentes de Altamiro (Ávila); Los Añasco; Los Tapia; etc.

En esta época de estirpes y linajes, donde para aumentar las posesiones y mejorar los linajes eran muy habituales los matrimonios obligados y de conveniencia, lo eran también y por esa causa las infidelidades y los hijos ilegítimos. Uno de los más ilustres y famosos ilegítimos fue el Trujillano: Francisco Pizarro.

 

Pero dejando a un lado la estatua de Pizarro, de quien se puede saber más acudiendo a su Casa Museo, una Casa solariega situada en plena parte antigua de Trujillo, hablaremos de los templos que a la Plaza asoman: 


La Iglesia de la Sangre, de estilo barroco, que fue patrocinada por el inquisidor de Granada y Córdoba, Gabriel Pizarro, quien está enterrado en ella, destacable por su cimborrio construido en ladrillo.


La Iglesia de San Martín de Tours, de estilo gótico-renacentista, iniciada en el S. XIV y terminada en el S. XVI. Se trata de una majestuosa obra de arte, con una admirable bóveda de crucería. Esta iglesia era el lugar de reuniones del Concejo de Trujillo. Destacan en ella dos cosas: su valioso y hermoso Órgano barroco, del S. XVIII, con una bella trompetería exterior y su Pila románica situada en el baptisterio. En su exterior es famosa la puerta de trazos góticos denominada de las limas, ya que está decorada con este fruto.


Palacio de la Conquista, de estilo plateresco, construido en el S. XVI por Hernando Pizarro, en el que destaca un artístico balcón de esquina decorado con motivos platerescos. Los bustos que aparecen en alto relieve son los de Francisco Pizarro e Inés Huylas Yupanqui, así como los de Francisca Pizarro y Hernando Pizarro. Este edificio sirvió muchos años como lugar en el que se alistaba la gente para ir al Perú.


Palacio de los Vargas-Carvajal, también conocido como Palacio de los Duques de San Carlos. Iniciada su construcción en el S. XVI, pero con varias reformas posteriores. También tiene balcón de esquina decorado con dos águilas bicéfalas. Desde 1960 se ubica aquí un convento de las Jerónimas.


Palacio de los Chaves-Cardenas, también conocido como Casa del Peso Real, debido a que en ella se pesaba harina, trigo y cebada. Se trata de una construcción de estilo gótico pero con detalles renacentistas. Destaca en su fachada las columnas torsas y salomónicas terminadas en pináculos, muy propios del gótico manuelino.


Palacio de los Marqueses de Piedras Albas, sobre los soportales de la plaza y de estilo renacentista, fue construido en el S. XVI, por Pedro Suárez de Toledo. Tiene influencia del arte florentino en su galería de tres arcos. Se remata con crestería gótica.

La Casa de las Cadenas, llamada así por la cadena que adintela su puerta, símbolo y representación del derecho de asilo concedido por Felipe II, quien se hospedó allí en 1583. En esta casa podemos ver la Torre del Alfiler, edificada en el S. XIV, llamada así porque la remata una varilla metálica, cuenta la torre con un remate de crestería gótica.

Trujillo. Otros monumentos

LAS MURALLAS:

 

Datan de la época musulmana, pero contienen también sillares de la época romana. En la muralla se conservan un total de 17 torres, algunas cuadradas y otras redondas, todas rematadas con almenas, al igual que las murallas. De las puertas que daban acceso a la ciudad a través de la muralla, tres comunican el barrio antiguo con la ciudad moderna: la puerta de San Andrés, la de Santiago y la de San Juan. Otras dan salida al campo: La de la Herradura, la de Coria, la de la Vera Cruz y la del Triunfo, esta última debe su nombre a que fue la puerta por la que accedieron las tropas cristianas cuando reconquistaron la ciudad en 1232, contiene en su interior varios escudos nobiliarios y también el escudo de los Reyes Católicos. Todas ellas han sido retocadas o muestran añadidos de los siglos XV y XVI. 

 

OTROS EDIFICIOS INTRAMUROS:

 La Iglesia de Santa María la Mayor. Es el edificio más importante de todos los que están murallas a dentro. Se trata de una obra tardorrománica, construida en el solar de lo que fuera la mezquita árabe hasta el S. XIII. Cuenta con bóveda de crucería. Destacan en ella: los abundantes enterramientos de nobles trujillanos y no trujillanos, y su impresionante retablo mayor, de finales del S. XV, obra de Fernando Gallego, con preciosos oleos a cerca de la vida de la Virgen, la Pasión de Jesús y los Evangelistas.

La Iglesia de Santiago. Se comenzó a construir en el S. XIII. Fundada por Los Tapia, pertenecientes a la Orden de Santiago, en la que encontramos su escudo repetidamente. El escudo representa seis cuervos con pan en los picos. También en esta iglesia al igual que en las demás de Trujillo existen numerosos enterramientos de nobles caballeros, sobre todo de los linajes de los Tapia, Orellana, Loasia y Bejarano.

 LOS ALCAZARES:

 

La Puerta de Santiago (de la Muralla) se apoya en esta iglesia y en el Alcazar de los Chaves , que formaba parte del sistema defensivo de la Villa, cuenta con una torre que defiende la puerta. Aunque la construcción del Alcázar se remonta a la época de Alfonso XI, es el noble Luis de Chaves "el viejo", el que le da su actual aspecto. Fue hospedaje de los Reyes Católicos en 1477 y 1479. 

Otro Alcázar a mencionar es de los Altamiranos, conocido popularmente como el Alcazarejo, construido en el S. XIII, y con portada del S. XIV. Cuenta con dos torres desmochadas, entre las cuales destaca el escudo de los Altamiranos.

Por último el Alcázar de los Bejaranos, del que los restos de sus dos torres, ambas de estilo mudéjar, una de ellas construida en el S. XIII..

 Muy cerca de otra de las puertas de la Muralla, la puerta de Coria, está otro edificio de aspecto defensivo muy importante, se trata del Museo de Coria, lugar que no debe dejar de visitarse si se quiere entender  Trujillo, ya que explica el descubrimiento de América de forma amena e interesante.

 EL CASTILLO:

 Se erige en lo alto del cerro "cabezo de zorro". Fue construido por los árabes en el S. X y XI, pero ha sido reformado en siglos posteriores. Encima de una de sus puertas de acceso, la meridional, que da vistas a la ciudad, se encuentra el santuario de la Virgen de la Victoria, patrona de Trujillo. El Castillo cuenta con unas vistas panorámicas espléndidas.

 ALGO MÁS DE ARABES Y ROMANOS

 Otra muestra del Arte musulmán es el Aljibe, lugar utilizado para acumular agua de lluvia, situado en la Plazuela de Altamirano, con una capacidad de unos diez metros de profundidad. 

Los romanos también sabían hacer construcciones que servían para acumular agua, una muestra de ello en Trujillo es la Alberca, se trata de una enorme cisterna utilizada como baños públicos, situada cerca de la Iglesia de San Andrés.